La educación se puede
entender de forma absoluta y determinista como el proceso
multidireccional mediante el cual se transmiten
conocimientos,
valores,
costumbres y formas de actuar.
Ahora bien, este concepto es cambiante, está expuesto a el ambiente en el que
se imparta esa educación, variando espacio y tiempo del lugar donde se lleve a
cabo; en ejemplo; no es lo mismo educar en Tanzania que en un país Gran
Bretaña, o realizar el proceso de educación en la época de la primera máquina
de vapor, en Mesopotamia o en la convergente actualidad.
Es de entender, por tanto, que el sistema de educación y sus fines tienen
que ser dinámicos, adaptándose a las circunstancias que le rodean, sacando
ventaja del desarrollo existente en cada zona para llegar a cumplir unos
objetivos. Ahora bien, la pregunta es la siguiente ¿Hacia dónde se tiene que
dirigir la educación actual? ¿Cuáles son las prioridades desde el punto de
vista educativo en nuestra situación
actual? Esta pregunta sería fácilmente respondida por el político de turno al
cargo con la palabra que más ha engañado y daño ha hecho a nuestra educación:
“reforma”. Sin embargo, esta medida ya ha sido llevada a cabo en numerosas
ocasiones por diferentes equipos de gobiernos de nuestro país con nefastos
resultados académicos, que verdaderamente éstos últimos no son un verdadero
indicador del nivel de educación de una población, tal vez ese sea el error.
Todas estas reformas han alimentado
a una sociedad que fomenta el método “del
copia y pega”, que no asimila la información, que no la retiene y lo más
importante, no se la cuestiona. Todo este despropósito se ha visto acelerado
por el incipiente auge de la tecnología y la facilidad de acceder a cantidad
ingente de información que en hace no muchos años, nos resultaría impensable.
Es por esto que no somos actualmente receptores y asimiladores de información,
sino simples transductores de ella. La
única explicación posible a esta situación, es la aplicación de este método con
el único fin de obtener la mayor rentabilidad
o eficacia en el proceso. (“Buscar el número mayor de personas aptas o
que alcancen un determinado nivel, sin importar si todo lo adquirido en el proceso
se ha entendido, tendrá aplicación alguna o si perdurará en ellos por mucho tiempo”).
Por ello, identificando la raíz del problema, se ha de intentar formar mediante la educación a personas
libres, cultas. No entender culta a persona con un gran conocimiento acerca de
varias materias (que también podría ser culto), sino personas que observan la
vida con mirada independiente y libre, que fomentan la inquietud, el
pensamiento crítico y la movilización de ideas.
Este tipo de personas son el antagonismo del “producto” que quiere crear
este sistema (económico y por ende, educativo) para sí, para su propia
rentabilidad, para su propia eficiencia, eliminando todo flujo de pensamiento
crítico y fomentando la resignación. Personas que se alientan con el último
Barça-Madrid, personas que se alientan con lo que ocurre en las alcobas de los
personajes de la fama, personas que ya no se guían por instintos y necesidades
naturales, sino por los instintos y necesidades que les crea el propio sistema.
Para su
progreso, la sociedad no necesita de personas inmersas en el pozo de la
resignación, en el de la linealidad,esto es peor que la marihuana, la cocaína o
la heroína; duerme, droga a la sociedad. La sociedad no requiere para su desarrollo gente dormida; “drogada”,
la sociedad requiere de personas que inquietan, que perturban, que movilizan
conciencias, y éste es el fin último y prioritario de la educación. Entender,
compartir y cuestionar.
Jose Luis Sampedro: "“El hombre
libre primero razona y luego se cree lo que ha razonado”